EDITORIAL

Por: Lic. Efraín Jurado. MSc. 

  

“Un hombre que no se guía por un proyecto  de vida, que no se esfuerza por conocer, amar y alcanzar este ideal, con dificultad merece el calificativo de ser humano”.

Hace 50 años, nuestro  amado “Centro Educativo Cristóbal Colon”,  nace como Escuela, bajo  la Aprobación Ministerial de septiembre de 1960 y  con el nombre del insigne Navegante Pontevedrés “CRISTÓBAL COLON”; esta institución educativa se forjó apoyada por el intelecto de un hombre recio de cuerpo, noble de espíritu, de mente generosa e ideales prácticos, hablamos del Padre LUIS MANÉS JÁCOME LÓPEZ, cuyo apostolado se enmarcó en el adelanto y progreso de nuestra parroquia, hasta que el supremo creador, comprobando su fructífera labor, le llamo a su reino.

Otro bastión de progreso fue el Señor Mariano Jácome López,  primer profesor de esta nobel institución, que junto al Padre Luis Jácome,  Director de la misma, edificaron con bravura y coraje los cimientos promisorios de una Escuela que pronto sería el semillero de generaciones de hombres  que, en el devenir del tiempo regirían los destinos de nuestro pueblo.

Para el periodo escolar de 1965 – 1966, nuestra institución  es ya una escuela completa con seis grados, de tal manera que al finalizar el año lectivo se entregó a la ciudadanía la primera promoción de egresados del sexto grado, estudiantes formados integralmente dentro del respeto a Dios, el servicio a los demás y sobre todo con herramientas científicas con las que fácilmente pudieron  insertarse en el proceso social,  educativo y productivo de Shell.

Sin embargo, este afán de servicio a los demás no se ha detenido,  cada Director  y Profesor a su paso por la institución  fortalecieron el compromiso de formación de nuestros niños, a través de gestiones y acuerdos con autoridades y padres de familia,  lo cual nos ha permitido contar con un  edificio práctico,  funcional y

pedagógico, que sumado a la preparación académica de sus Docentes hicieron que el prestigio del  uniforme Azul – Celeste sea reconocido con modesto orgullo y profunda satisfacción.

Por el año 1998,  nace la idea  de insertarnos en el tren de la modernización, pensamos que si no queremos seguir educando para una sociedad que ya no existe, deberíamos incluir en nuestra agenda Pedagógica cotidiana los cambios que nos exige el nuevo escenario mundial vigente  a través de  la globalización, la tecnocratización y descentralización de la educación.

Es así como emprendemos  con  un primer proyecto: el trabajar por áreas de estudio a partir de los sextos y séptimos años de Educación Básica, observamos con satisfacción  los múltiples beneficios que esta innovación pedagógica trajo para nuestros alumnos, por lo que de inmediato  proponemos un segundo proyecto esta vez, de Articulación Pedagógica, del primero al décimo año de Educación Básica, atendiendo a los objetivos propuestos en la Reforma Curricular. En el año 2002 tuvimos el acierto de formar parte del nuevo proceso de descentralización de la Educación al formar parte de la Red Educativa Amazonas. En el presente año se da inicio con el nivel inicial mismo que nos permitirá entregar  un servicio educativo de calidad a los padres de familia.

Muchos fueron los obstáculos  que tuvimos que sortear para contar con un CENTRO DE EDUCACIÓN BÁSICA, que posea  lo necesario en el campo educativo,  para poder ofrecer una educación a la altura de las necesidades y expectativas de las nuevas generaciones y del nuevo milenio.

Educación que necesariamente tiene que ser creativa, investigativa, comunitaria, humanitaria, autoformadora,  orientada principalmente a la formación de personas con conciencia ética, ciudadana, y profunda sensibilidad social,  una educación que prepare a una generación que piense distinto,  para llegar a generar nuevos inconscientes colectivos en la población,  que sirvan de soporte real para el cambio de mentalidad, actitudes y valores requeridos, que nos ayudará a hacer más productivo el conocimiento y disfrutar de una vida mejor y más humana.

Es por ello estimados amigos: que donde exista un egresado que lleve en su corazón el azul celeste cristobalino; tengan por seguro que existirá un ser integro, honesto y lleno de valores.